THE VIPP - Imagine Dragons... Donde se esconden mis demonios

Imagine Dragons y el poder de “Demons”: mi historia de sanación

Por Teresa González – THE VIPP - Música

El primer encuentro

Hay canciones que no se escuchan: se viven. No son melodías que pasan de largo, son golpes suaves —y a veces brutales— que se instalan en lo más hondo. Así me pasó con Demons de Imagine Dragons.

La primera vez que sonó, no estaba en un momento de luz. Era joven, me sentía rota y cansada. Lloraba más de lo que reía, y había aprendido a sonreír para que nadie preguntara si estaba bien. En mi interior, la respuesta siempre era no.

El verso que me desnudó

“Don’t get too close, it’s dark inside. It’s where my demons hide.”

Cuando Dan Reynolds cantó eso, sentí que alguien me había arrancado una máscara. No era solo una letra bonita. Era mi verdad: no quería que se acercaran demasiado porque temía que, al mirarme a los ojos, vieran lo que tanto me costaba ocultar… la ansiedad, el miedo a repetir lo malo que había visto en mi infancia, y la sensación constante de no ser suficiente.

Lo que nunca dije en voz alta

En ese tiempo, me acompañaban problemas económicos, soledad y una lucha diaria por mantenerme a flote. Me sentía atrapada en una versión de mí misma que no reconocía. Aunque siempre fui fuerte, por dentro había grietas que no sabía cómo reparar.

“When you feel my heat, look into my eyes… It’s where my demons hide.”

Ese verso me atravesó. No era solo calor, era un incendio emocional. Yo pedía, en silencio, que alguien pudiera mirarme y aun así quedarse. Pero nadie parecía escuchar ese grito.

Una canción como refugio

Con el tiempo, Demons dejó de ser una herida y empezó a ser un refugio. La escuchaba una y otra vez, como quien se cubre con una manta en invierno. Me recordaba que incluso Dan Reynolds, con toda su fama, luchaba con sus propios demonios. Y eso me hacía sentir menos rara, menos rota.

En esa época, comencé a darme cuenta de algo: mi historia no me definía, pero sí me había moldeado. Podía elegir quién quería ser, incluso con mi sombra a cuestas.

El giro de mi vida

Años después, cuando volví a escuchar Demons, ya no lloré. Esta vez sonreí. No porque todo fuera perfecto, sino porque entendí que había caminado kilómetros desde aquella versión de mí que se sentía perdida. Ya no era solo la chica que ocultaba sus demonios. Era una mujer que podía mirarlos de frente y decir: aquí están, y aun así merezco amor y respeto.

Lo que hoy significa para mí

Ahora, Demons es más que una canción. Es un espejo retrovisor que me recuerda todo lo que he atravesado. Es mi prueba viviente de que incluso en las etapas más oscuras, podemos encontrar luz.

Para quien me lee desde la batalla

Si estás leyendo esto y sientes que tus demonios pesan demasiado, quiero decirte algo que yo misma necesitaba escuchar: No hay nada roto en ti. No necesitas esconderte para merecer amor. Tus sombras no te hacen menos humano; te hacen más real.

“No es tu perfección lo que inspira, es tu verdad.”

El origen de Demons: una lucha compartida

Lanzada en 2012 como parte del álbum Night Visions, Demons se convirtió rápidamente en una de las canciones más icónicas de Imagine Dragons. Su autor, Dan Reynolds, la escribió en un momento en el que atravesaba una fuerte depresión y ansiedad. En entrevistas, ha confesado que la letra nació como una advertencia a quienes lo rodeaban: "Si te acercas demasiado, verás las partes de mí que no me gustan".

El tema resonó en millones de personas porque, lejos de idealizar la vida o el amor, habla de aceptar que todos tenemos un lado oscuro. La honestidad de Reynolds, sumada a la intensidad de la música, hizo que la canción se convirtiera en un himno para quienes luchan con sus propias batallas internas.

En su video oficial, la banda muestra imágenes de personas reales compartiendo sus historias de dolor y esperanza, reforzando el mensaje de que nadie está solo en esta lucha.

Un agradecimiento eterno

La música de Imagine Dragons ha sido la banda sonora de mi sanación. Pero DemonsDemons fue la canción que me sostuvo cuando no tenía fuerzas. Me enseñó a reconocer mi vulnerabilidad como una forma de fuerza, no de debilidad. Y por eso, cada vez que la escucho, sé que —aunque siga teniendo batallas— ya no peleo sola.

Comentarios

Entradas populares